Reflejos primitivos

Los reflejos primitivos son movimientos automáticos y estereotipados, que están gobernados desde el tronco cerebral, que alberga las funciones más primitivas, y son ejecutados sin que la corteza cerebral se involucre. Los reflejos primitivos, están diseñados para ayudar al bebé a sobrevivir en el nuevo mundo que le rodea, y aseguran una respuesta inmediata a su nuevo entorno y a las necesidades que va teniendo; ayudándole también a relacionarse con el medio y a aprender cosas nuevas.

A continuación tenéis un vídeo resumen de los reflejos primitivos y su relación con los problemas de aprendizaje.

Estos reflejos se desarrollan en diferentes momentos de la gestación, y deben tener una existencia limitada, ya que después de haber cumplido su función, deben ser inhibidos o controlados por áreas más complejas del cerebro, y ser integrados en los movimientos globales y conscientes del niño. Esto permite una maduración neurológica muy importante para el desarrollo.

«Mecer» Una parte muy importante del instinto maternal.

Seamos padres o no, cuando tenemos en brazos un bebé que llora nuestro instinto es mecerlo, nos movemos rítmicamente hacia los lados, hacia delante y hacia atrás realizando un baile tan agradable para nosotros como para el bebé. Este instinto también está presente en los animales, como en ésta tierna Yegua, que mece al bebé con la cabeza.

Estos movimientos para acunar, junto con los movimientos rítmicos espontáneos que realiza el bebé, son fundamentales para la maduración del cerebro.

Normalmente los niños a los que sus padres mecen, acarician y a los que se les ha facilitado el movimiento libre, cuentan con la estimulación sensorial necesaria para la maduración del sistema nervioso.

Otro factor que puede influir en la integración de dichos reflejos, es la presencia de intolerancias y la nutrición. Como siempre la alimentación saludable del niño, y también de la madre si están lactando, contribuirá a un desarrollo general adecuado.

Estos movimientos que realiza el bebé de manera refleja, junto con las diferentes etapas del desarrollo motor, tienen lugar en un orden determinado de acuerdo con un programa innato. Darse la vuelta, arrastrarse, balancearse sobre sus manos y rodillas y gatear, son algunos hitos significativos en el desarrollo del niño. Cuando el bebé no recibe una estimulación adecuada, o no se le permite moverse libremente durante la mayor parte del día, pueden producirse dificultades de maduración, y problemas para la integración de los reflejos primitivos, lo que puede provocar dificultades en la coordinación fina y gruesa, problemas para controlar en tono, y una falta de maduración generalizada.

Debemos tener en cuenta que durante los primeros años de vida, el aprendizaje está muy apoyado en el movimiento.

El movimiento implica el conocimiento del medio que le rodea y de sus propios músculos, implica la exploración y la consiguiente creación de nuevos caminos neuronales.

Por eso si un niño no ha reptado o no ha gateado, hay un aprendizaje físico que se ha perdido, pero también habrá conexiones neurológicas que no se habrán formado, y reflejos que no se habrán integrado, provocando inmadurez y debilidad estructural dentro del sistema nervioso central.

Cada reflejo se relaciona con la adquisición de nuevas habilidades.

Estos son los principales reflejos que afectan al desarrollo del aprendizaje, junto con los síntomas relacionados:

REFLEJO TÓNICO ASIMÉTRICO DEL CUELLO – Cuando el bebé mueve la cabeza hacia un lado, se provoca la extensión refleja del brazo y la pierna hacia el mismo lado, y la flexión de los miembros de la parte contraria.

El niño moverá una mitad del cuerpo independientemente de la otra, estimulando de esta manera los dos hemisferios por separado. Por eso está relacionado con la lateralidad.

Cuando este reflejo no se integra adecuadamente:

  • Impide desarrollar las etapas prelaterales, y definir la dominancia lateral.
  • Afecta al desarrollo de los conceptos espaciales y de orientación, afectando así a la interpretación de signos y símbolos (escritura, lectura y matemáticas), al orden de las letras en las palabras o de los números en las cifras.
  • Afecta a los conceptos espaciales dentro-fuera, delante-detrás, arriba-abajo y derecha-izquierda, generando problemas de lateralidad.
  • Dificultades a la hora de montar en bici.

REFLEJO DE MORO – El reflejo de moro se activa por una estimulación «fuerte» y «desagradable» en cualquiera de los sentidos (vista, oído, tacto o vestibular). Por ejemplo un cambio brusco de la posición de la cabeza o un sonido fuerte. El pequeño reaccionará de una forma característica, respirando profundamente y abriendo brazos y piernas, y encogiendose después y comenzando a llorar.

Si se mantiene activo puede provocar:

  • Hipersensibilidad hacia diferentes estímulos, en uno o varios sentidos, esto provoca dificultades para discriminar un estímulo importante por encima de los que no lo son. Además puede agudizar los problemas de integración sensorial.
  • Problemas vestibulares, dificultad de equilibrio y mareos en medios de transporte.

REFLEJO ESPINO GALANT – Cogiendo al bebé por el vientre o colocándolo boca abajo, realizamos un pequeño estímulo en la espalda, a lo largo de la columna y provocaremos que su cadera rote 45º hacia el lado donde realizamos el estímulo.

Si se mantiene activo puede relacionarse con:

  • Enuresis nocturna más allá de los 5 años.
  • Inquietud y agitación en posición de sentado, «culo inquieto». Le cuesta mantener la atención en clase, se le ve incómodo, además suelen llegar a casa muy cansados.
  • Molestias de la ropa, de etiquetas y de algunos tejidos.

REFLEJO TÓNICO LABERÍNTICO – Cuando la cabeza se inclina hacia delante las piernas se flexionan en posición fetal. Cuando la cabeza se inclina hacia atrás provoca la extensión del todo el cuerpo.

Si no se integra adecuadamente provocará:

  • Malas posturas, le costará mantener la cabeza y la apoyará casi siempre en sus brazos. También se cansará mucho en clase.
  • Dificultades de equilibrio sobre todo al mirar hacia arriba. Y problemas de coordinación entre el miembro superior y el miembro inferior.
  • Dificultades en deportes y actividades de coordinación
  • Camina de puntillas

REFLEJOS PALMAR Y BABKIN – Cuando tocamos la palma de la mano del bebé el reflejo palmar hará que se cierren sus deditos. Este reflejo se relaciona con el reflejo de Babkin (succión), por lo que si uno está activo es probable que el otro también lo esté.

Los síntomas que pueden relacionarse con este reflejo son:

  • Poca destreza manual y dificultades en tareas de coordinación fina. Problemas de escritura y dificultades para las manualidades.
  • Movimientos accesorios de la boca al escribir o realizar tareas manuales.
  • Aleteo de manos en algunas situaciones

REFLEJO PLANTAR – Al presionar la planta del pie, los dedos se doblan tratando de agarrar.

Si no se integra adecuadamente puede relacionarse con estos síntomas:

  • Incomodidad al pisar, andar y correr, y también ser más sensible al calzado.
  • Torpeza en los juegos de pelota o deportes.
  • Dificultades para mantenerse quieto esperando, no para de moverse estando de pie y falta de coordinación ojo-pie.
  • Miedo a las alturas.
  • Camina de puntillas.

REFLEJO TÓNICO SIMÉTRICO DEL CUELLO – Se trata de un reflejo puente que se integra en el gateo. A cuatro patas la flexión de la cabeza provoca que se doblen los brazos, y se extiendan las piernas, y la extensión de la cabeza provoca que se estiren los brazos y se flexionen las piernas.

Los síntomas que pueden relacionarse con éste reflejo cuando está activo son:

  • Afecta a la acomodación y a la convergencia, ya que este reflejo sirve en parte para entrenar la visión de lejos – cerca.
  • Malas posturas, se sentará recostado en la silla. La incomodidad en la silla les hace perder la atención.
  • Se sienta en W
  • Dificultades de coordinación y torpeza.
  • Problemas para copiar de la pizarra
  • Les cuesta aprender a nadar de manera sincronizada.

REFLEJO DE LANDAU – Al poner al niño boca abajo, se produce un tono muscular que hace que la cabeza y el pecho se levanten, y también los brazos y los pies.

Si no se integra puede provocar:

  • Dificultades de equilibrio
  • Alteración del tono muscular, lo que le convertirá en un niño torpe.
  • Problemas de coordinación del miembro inferior, como por ejemplo dificultades para saltar con los pies juntos.

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